martes 12 de diciembre
El proceso de Juana de Arco
de Robert Bresson
¿Qué hace que un personaje tenga interés? Posible respuesta: que refleje rasgos de la condición humana y por eso nos concierna, pero que al mismo tiempo su vida, su comportamiento y sus anhelos o aspiraciones resulten, por lo menos para el personaje, extraordinarias. Ejemplo: Juana de Arco se fue de su casa a los 16 años, decía escuchar voces (¿de Dios, era esquizofrénica?), sus circunstancias fueron una guerra anglo-francesa a comienzos del siglo XV, así que luchó, fue gravemente herida y sobrevivió, lo cual alimentó la leyenda, encima vestía con ropas de hombre, encima fue capturada y sentenciada a muerte; esto la lleva a desdecirse en un tribunal sobre las voces que decía escuchar, pero ¿simplemente confiesa la verdad o dice lo que dice movida por el miedo a morir? De todas formas, es quemada en una hoguera, muere joven, se transforma en mártir. ¿Es necesario, entonces, que para interesar el personaje se transforme? ¿En qué? ¿En mártir, en héroe, en antihéroe?
En la película Procès de Jeanne d'Arc (1962), Robert Bresson se centra en el proceso, como indica su título, y no en la épica previa que llevó a Juana ante esas últimas instancias de su vida. Bresson aborda el juicio hecho contra ella ante un tribunal, cuando tenía 19 años. Una mujer es apresada y condenada, además de repudiada por la moral imperante de su tiempo, tal como en Un condenado a muerte se ha escapado. ¿Por qué Juana de Arco resulta todavía hoy controversial? En último término, por sus palabras. Bresson advierte que la película está hecha sobre las actas del proceso que Juana enfrentó en Rouen, o sea sobre la base de las declaraciones de la propia Juana, que más que explicar sus visiones, más que explicarse a sí misma, ofrece en ellas una honda dimensión humana del misterio del que estamos hechos.
¿Qué voces escuchan los personajes de este siglo? Adivino que la de los seres cercanos (familia, pareja, amigos), la de las personas circunstanciales (compañeros de trabajo, conocidos), la de los medios de comunicación (Internet..., ¿televisión, radio?), la voz de las películas y libros y pinturas que consumen, la voz de la música que escuchan, la voz interior, la voz esquiva de la conciencia.
La "ingenua alquimia de sus sentidos", como diría el propio Bersson de Juana, arrastra así a los personajes, hoy y antes, a unos hechos que no siempre adquieren un sentido cabal y que, si llegan a verse claros, al final, es siempre demasiado tarde, cuando ya no importa, o muy poco, apenas para ellos mismos. A no ser que se conviertan, con el tiempo, en leyenda.
La "ingenua alquimia de sus sentidos", como diría el propio Bersson de Juana, arrastra así a los personajes, hoy y antes, a unos hechos que no siempre adquieren un sentido cabal y que, si llegan a verse claros, al final, es siempre demasiado tarde, cuando ya no importa, o muy poco, apenas para ellos mismos. A no ser que se conviertan, con el tiempo, en leyenda.
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